viernes, 17 de mayo de 2013

Vida en la Corte: el convento de la Trinidad.



Frontis de la Capilla del Ave María: Cruz de la  Trinidad Calzada
      El Maestro Fray Diego Morcillo pasó a residir en la Corte desde que finalizó su etapa como estudiante y docente en la Universidad de Alcalá. Y en el convento de la Santísima Trinidad de la calle Atocha de Madrid permaneció hasta que partió con destino a Indias.


martes, 7 de mayo de 2013

Teólogo de la Inmaculada Concepción de María.


Inmaculada del Escorial B.E. Murillo
        La fe de Fray Diego Morcillo se caracterizo por una profunda y sincera devoción por la Santa Madre de Dios; originada en su más tierna infancia a los pies de Nuestra Señora de la Caridad, cuya pequeña imagen recibía veneración en la ermita situada extramuros al norte de su Villarrobledo natal, a la cual siempre tuvo presente durante su dilatada trayectoria en España y América, colmándola de recuerdos y agasajos así se encontrase en el último confín del mundo.

          Pero esa devoción infantil maduró en el intelecto del estudioso hasta el punto de alcanzar las más altas manifestaciones de la teología hispana, poniendo las armas de su ciencia y maestría como profesor y teólogo al servicio del favor real y de su especial interés en que fuese formulada dogmáticamente la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Ese fue el mejor regalo que el Maestro Fray Diego Morcillo tributó a su Virgen de la Caridad.


jueves, 2 de mayo de 2013

Predicador Real en la Corte de Carlos II



Cardenal D. Luis M. Fernández Portocarrero
         Tras finalizar sus estudios de Teología y Filosofía en la Universidad de Alcalá, fray Diego Morcillo pasó como Lector Jubilado y Maestro de los de Número al convento de la Trinidad Calzada, sito en la calle Atocha de Madrid, donde ya había llegado la fama sobre su vasta cultura, austera discreción y aguda inteligencia; cualidades que no pasaron desapercibidas para un personaje que fue determinante en la historia política, militar y eclesiástica de España: el Cardenal Don Luis Fernández de Portocarrero, quien ejerció el principal valimiento e influencia en la Corte de Carlos II desde que en 1.677 fuera nombrado Arzobispo de Toledo y Cardenal Primado de España, quien designó a Fray Diego Morcillo su examinador sinodal, en reconocimiento a su fama de eminente teólogo y canonista, haciéndole depositario de su confianza en lo relativo a los aspirantes que debían ser admitidos a las órdenes sagradas y al ejercicio de los ministerios de párrocos, confesores y predicadores en la Archidiócesis Primada.   

         Durante el último cuarto del S. XVII el Cardenal Portocarrero ocupó un puesto preeminente  en los asuntos relativos al gobierno de Madrid, enfrentándose por ello al principal de los problemas planteados durante los últimos años del reinado de Carlos II, cual era el de su sucesión ya que el Rey, después de haber contraído matrimonios sucesivos con María Luisa de Orleans y Mariana de Neoburgo,  no había podido engendrar un heredero que continuara la dinastía de los Habsburgo españoles.