Cardenal D. Luis M. Fernández Portocarrero |
Durante el último
cuarto del S. XVII el Cardenal Portocarrero ocupó un puesto preeminente en los asuntos relativos al gobierno de
Madrid, enfrentándose por ello al principal de los problemas planteados durante
los últimos años del reinado de Carlos II, cual era el de su sucesión ya que el
Rey, después de haber contraído matrimonios sucesivos con María Luisa de
Orleans y Mariana de Neoburgo, no había
podido engendrar un heredero que continuara la dinastía de los Habsburgo
españoles.
La relevancia alcanzada en las cercanías del Cardenal
Portocarrero por aquellos años abrió al Padre Maestro Morcillo las puertas de
la Corte del Rey Carlos II, siendo nombrado Predicador de la Cámara Real y
Teólogo de la Real Junta de la Inmaculada Concepción.
Durante la Monarquía de los Austrias la oratoria sagrada adquirió una importancia excepcional en orden a articular el discurso de la Monarquía católica, los sermones de los predicadores reales se constituían así en auténticas piezas de teología política.
Durante la Monarquía de los Austrias la oratoria sagrada adquirió una importancia excepcional en orden a articular el discurso de la Monarquía católica, los sermones de los predicadores reales se constituían así en auténticas piezas de teología política.
Al Capellán Mayor correspondía repartir los sermones que se
habían de predicar en la Real Capilla así como elevar consultas al Rey
proponiendo candidatos para ser designados predicadores reales. El puesto de
capellán mayor y limosnero mayor era desempeñado por el Patriarca de las Indias
Occidentales, según práctica establecida a principios del siglo XVII consolidada
al comenzar el reinado de Felipe IV.
Durante el reinado de Carlos II, en que fray Diego Morcillo alcanzó la dignidad de Predicador Real fueron tres los prelados que destacaron en el ejercicio del puesto de Capellán Mayor: D. Antonio Manrique de Zúñiga y Guzmán, entre 1670 y 1679, su sucesor D. Antonio de Benavides y Bazán, así como D. Pedro Portocarrero y Guzmán (primo del Cardenal D. Luis Portocarrero), capellán mayor entre 1691 y 1708. Durante la mayor parte del reinado de Carlos II, el número de predicadores reales estuvo limitado a tres por cada orden religiosa, siendo de entender que el Maestro Morcillo representó en tal alta dignidad a su religión trinitaria.
Durante el reinado de Carlos II, en que fray Diego Morcillo alcanzó la dignidad de Predicador Real fueron tres los prelados que destacaron en el ejercicio del puesto de Capellán Mayor: D. Antonio Manrique de Zúñiga y Guzmán, entre 1670 y 1679, su sucesor D. Antonio de Benavides y Bazán, así como D. Pedro Portocarrero y Guzmán (primo del Cardenal D. Luis Portocarrero), capellán mayor entre 1691 y 1708. Durante la mayor parte del reinado de Carlos II, el número de predicadores reales estuvo limitado a tres por cada orden religiosa, siendo de entender que el Maestro Morcillo representó en tal alta dignidad a su religión trinitaria.
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